EP#200: ¿Porqué lo hago?

Ya te platiqué como empezó Azul Chiclamino. Ya te conté como sucedió Me lo contó la noche y hasta como llegué a escribir el libro, con el mismo nombre, que no esperaba escribir. Ya te conté que comencé a crear una comunidad de entusiastas en Inteligencia Artificial a través de Cerebro de Silicio y que hice una serie en Podcast llamada Avisen a Berlín. Hoy transmito diario, en vivo en Terapia de Storytelling para platicar sobre absurdos de la vida diaria y distraernos de lo que se dice en la tele en los periódicos sobre la pandemia. De uno, pasé a 5 podcasts. ¿Porqué? Hoy te voy a contar.  

Este es el episodio 200 de Azul Chiclamino. ¿Por qué lo hago? 

La realidad es la verdad, lo efectivo y con valor práctico. En contraposición con lo fantástico e ilusorio; 

Lo absurdo es extravagante, irregular, irracional, disparatado, opuesto a la razón. chocante y contradictorio.  

Bienvenido a Azul Chiclamino. La realidad de lo Absurdo.  Yo soy Rodrigo Llop y yo te cuento 

5 lecciones que aprendí de AzCh 

  1. Haz lo que quieres 

La gran lección de Azul Chiclamino es dedicarle tiempo a lo que quieres hacer. Tenemos un llamado interior que es distinto para todos. Recuerdo de niño, probablemente en la primaria, tenía conversaciones con mis más entrañables y viejos amigos. Uno quería ser pintor, y lo es. Otro tenía dotes de liderazgo, es abogado. Yo era un soñador y hoy, a eso me dedico a soñar. 

 Basta ver un niño en la cuna y darse cuenta de que tiene una personalidad definida desde pequeño. Gruñón o alegre, quieto o acelerado, serio o divertido, bueno o canijo. Así somos. Tenemos el disco “pregrabado” con un programa que... que ya está ahí. De niño sabías que querías hacer, que te gustaba y a que querías dedicarle tiempo. ¿A jugar futbol? ¿A pintar? ¿A tocar algún instrumento? ¿A leer sobre piratas? ¿A construir cosas? De adolescente, todo se revuelve. Te enojas contigo, con los demás, con el mundo, contigo, con tus ideales y tus recuerdos. Para cuando eres adulto, ya olvidaste que querías hacer, que te gustaba y hacia a donde ibas. Los “llamados internos” o “llamados del alma” se pierden y empiezan a nacer otros llamados. Intereses y deseos de adulto. Nos olvidamos de lo que queremos en profundidad y nos vamos por “las necesidades”. Nos perdemos en el confuso mundo por el que deambulamos, un mundo con falsos tótems. 

Me tomó tiempo y no es fácil. Es un trabajo de todos los días, pero dedicase a lo que quieres, a lo que te gusta es complicado porque muchas veces no es aceptado, pero muy satisfactorio. “¿Bailarina? ¿De qué sirve eso!; ¿Historia? Te vas a morir de hambre; ¿Conservación ambiental? ¿De verdad quieres dedicarte a ser hippie?”  

Atender a ese llamado y ponerle empeño. Dedicarle tiempo. ¿Por qué es complicado? Porque no estamos acostumbrados a hacer cosas para nosotros. No estaos acostumbrados a hacer un “housekeeping”, una atención al interior, arreglar lo que está desarreglado en la cabeza, en el corazón y en el estómago, poner orden interior y escuchar hacia adentro. Atendemos llamados que vienen de afuera y los interiorizamos, en vez de exteriorizar los llamados del interior, los del alma. Estamos acostumbrados a responder a los estímulos de fuera. Lo que ves y lo que oyes, lo que puedes tocar u oler. ¿Un auto? Necesito uno ¿Un auto de lujo o deportivo? ¡Lo necesito más! Vemos lo que hay en el mundo y decidimos sí lo necesitamos y lo queremos, o no... de ahí parte el deseo. Obtenerlo es CONSEGUIR y eso no asegura la felicidad.  

La felicidad está en lo que quieres hacer, en lo que quieres gastar tu única y más preciada posesión... tu tiempo. Déjame preguntarte algo: ¿Eres feliz o te estas preparando para ser feliz? Yo decidí ser feliz 

Un día me puse a pensar ¿Qué quería hacer cuando me retire? La respuesta DEL ALMA fue, escribir un libro. Después pensé, ¿por qué esperar a la jubilación? Decidí prepararme y escribir un libro. Hoy tengo un libro publicado y una novela que se convirtió en una serie para podcast llamada Avisen a Berlín. Hago lo que disfruto y no gasto mi tiempo, lo convierto en satisfacción que me hace ser feliz.  

  1. Vive el presente.  

Nada me ha costado más trabajo que vivir el presente. En esos años en los que reflexionaba con mis amigos de joven –15...16 años, filosofé sobre la existencia, sobre nuestra verdadera existencia. ¿Existimos? Si el pasado y a pasó, no existe. Si el futuro no ha pasado, no existe. El presente es la el punto donde el futuro se convierte en pasado... ¿Cuánto dura el presente? En realidad, un instante que no se puede medir. ¿Existe entonces el presente? Dura nada. ¿No... no existimos? No lo sé. Percibimos un espacio de tiempo ínfimo. Infinitamente pequeño. Nuestra mente está centrada en el pasado y en el futuro. En lo que hicimos y en los planes que tenemos. Casi nunca en lo que estamos haciendo.  

Vivir el presente. Es la lección que me ha dado Azul Chiclamino. Enfrente del micrófono SI QUE ESTAS. Haz lo que te gusta y vívelo... sé. Algunos lo llaman “el Check-in” con uno mismo y es en realidad SER. Es pasar lista con tu consciencia. “Aqui estoy”. Durante mi tiempo de trajeado, “no era”. Simplemente “dejaba pasar el tiempo” ... “consumía tiempo”, “acumular horas”. 

Aprendí a SER y a transmitir mi ser a través de mi voz. Quien soy. Lo que siento, lo que transmito es mi esencia de forma digital. Cuando hago un episodio “mecánico” por encargo o porque tengo que hacerlo, se graba y se transmite “vacío”. Sin mi ser. Sin alma. No llega, no comunica, no “voy con el podcast”. Cuando lo hago desde el corazón, desde mi interior, estando presente, entonces SOY.  

  1. Prueba cosas nuevas. Comienza otra vez. Déjate sorprender.  

A mis 31 años decidí estudiar escritura creativa. Comenzar una nueva carrera. Decidí tomar el segundo camino del que habla Robert Browning en “El camino no tomado”. Ya no estaba en edad de comenzar algo nuevo y sin embargo comencé. Me encanto. De no haberlo hecho me hubiera perdido de grandes aventuras –que sucederían en mi cabeza años más tarde. A los 43, diez años después, decidí emprender nuevamente. Estudié locución. Fue fascinante.  

¿Qué hubiera pasado si no busco nuevos caminos? ¿distintos caminos? Me hubiera perdido de la mitad de las historias de mi vida. No estaría hablando contigo, no estaría contando mis historias, no estaría publicando, no estaría...  

La vida es como una feria, un parque de diversiones. Tiene muchos juegos, distintos y diversos. Está el tío vivo, los caballitos... Mucha gente se queda ahí toda la vida... dando vueltas y vueltas en el tío vivo sin cambiar de juego. No está mal, cada quien. Yo prefiero la montaña rusa... subidas y bajadas... emociones. También los caballitos porque a veces quiero simplemente relajarme y dar vueltas. Pero a veces quiere un golpe fuerte inesperado de la vida... me subo a los coches chocones. A veces quiero verme a mí y a mis sombras y me meto a la casa de los espejos. La vida es una feria, un parque de diversiones y me voy a subir a todos TODOS los juegos. Algunos no me gustarán, pero otros me sorprenderán.  

¿Te sorprendes? ¿Por qué no te dejas sorprender? Azul Chiclamino me enseño eso. ¿Qué más puedes llegar a hacer en tu vida? ¿Hasta a donde quieres llegar? 

Por cierto, no dejes de comprar un algodón de azucar o una manzana con caramelo. 

  1. Mover vidas. 

Un día recibí una llamada. Era de alguien de Chihuahua.  

“Rodrigo! ¡Como estas!” me dijo alguien entusiasmado.  

Educado contesté “bien, ¿y tú?” esperaba que siguiera hablando y poder reconocer la voz.  

“¿Sabes? Estoy con mi esposa escuchando tu podcast y decidimos hablarte, así es que Guguleé tu nombre y encontré tu teléfono...”. 

“¡ooooookeyyyy!”, contesté.  

“Quiero agradecerte. Después de escuchar el episodio 154 (¿Estudiar? ¿Pa que?) decidí regresar a la escuela y terminar mi carrera.” 

Me dejo sin habla. Al parecer el episodio logró inspirarlo y estudiar. ¿Yo hice eso? ¿Yo puedo hacer eso?  

Sin darme cuenta estaba haciendo eso y más. Estaba haciendo tres cosas 

  1. Entretener. Estaba hablando de cosas entretenidas, divertidas, emocionantes, simpáticas. 

  1. Enseñando. Mostraba conocimiento, enseñanza, aprendizaje. Claro que el objetivo era mostrar información dura e investigada, nunca planeé enseñar 

  1. Inspirar y motivar. La gente responde a lo que dices y como lo dices. 

Hoy trato de entretener sin querer hacer piruetas o malabares. Con lo que me sale... como se hacerlo. Sin imitar y siendo honesto. No trato de enseñar, pero sí de poner información y reflexiones. No soy nadie para enseñar. Mis credenciales son SER. E inspirar. Inspirar desde la humildad. Sin querer ser un falso personaje que lo sabe todo.  

Otro día en un evento alguien se acercó y me pidió una foto. “Eres mi modelo a seguir”, me dijo. Estuve a nada de contestarle “no te burles”, cuando me di cuenta de que era en serio. ¿Yo? Cuando sucedió esto. A veces en este negocio hablas al aire, al vacío... no sabes quién está del otro lado escuchando. No sabes cuándo se lo dices y cuando lo escucha. No sabes que fibras tocas... hasta tiempo después.  

En otra ocasión me entrevistaron por videoconferencia. Terminando la platica me dijeron “mi maestro, en España, nos recomendó que escucháramos tu trabajo, tu mensaje, tu locución. Estudiamos lo que haces.” ¿Soy un caso de escuela? Al final me confesaron que estaban nerviosas en pedirme la entrevista.  

Hay una responsabilidad enorme cuando tomas una pluma y escribes o cuando tomas un teclado y tecleas o cuando tienes frente a ti un micrófono y hablas. Adquieres un deber, es tu decisión responder o no. Aprendí a no hablarle al aire, al micrófono o a la pared. Hay alguien del otro lado que, tarde o temprano, escucha lo que dices y responde.  

  1. Deja un legado 

Trato de dejar, ya lo dije, una sonrisa, una enseñanza y una palabra de aliento (entretén, enseña y motiva). Azul Chiclamino me enseño que es posible, por pequeño que seas, dejar un legado. Plantar algo...una semilla para la planta del futuro, el huevo para el pájaro -o reptil- del mañana, la palabra para el oído y el hombro de alguien. “Dejé el mundo mejor de cómo me lo encontré” es lo que quiero decir. No necesito que me lo reconozcan, espero haber dejado “algo” en ti, si me estas escuchando o leyendo. Me gusta la sombrita discreta lejos del reconocimiento, aunque no me molesta bailar debajo del reflector. Cuando toca, lo hago. Trato andar mi camino y disfrutar el recorrido. Si llego a una meta, ya gané dos veces, si no... mi recompensa es el andar. Pero, sobre todo, si puedo llevarme a alguien en el recorrido, pasearlo, enseñarle el paisaje, enseñarle lo poco que se, mostrarle la forma de que se encuentre si está perdido, de decirle “por donde es” y sobre todo “por donde no es” porque ya me equivoqué yo en esa decisión, me doy por bien servido. Dejar el legado físico de un libro o un podcast es genial, pero dejar el legado emocional en una persona es mejor aún. Aquí aprendí que solo basta que levanten la mano y pidan ayuda o dirección para actuar... para hacer algo. Trato de mostrar a la gente el mundo fantástico del podcast. La satisfacción de escribir, la alegría de publicar, la adrenalina de dar una conferencia en un escenario. El legado no es el mensaje, el legado es llevar más gente en el recorrido y si podemos cruzar la meta, mejor. Si no, el camino es la recompensa.  

 

 

 

El plan era terminar 2020 con el episodio 200... una magistral combinación de 2 y 0s... era marketing perfecto. La campaña perfecta...Qué bueno que no fue así. Hubiera sido regalarle el éxito del episodio 200 al año pasado y no a la dedicación de 199 episodios seguidos (mas otros 50 intermedios sin numerar). 

No tocaba, tocaba febrero del 2021 y está bien. La cosa es tomarse con humor el mundo y dejar la seriedad para otra cosa. Relájate, abróchate el cinturón y disfruta el recorrido.  

 

Gracias por estos primeros 200 episodios. Nos vemos 

 

  1. Aprendí que el final final, es sumamente importante. Lo odiabas al principio, pero ahora lo esperas. El 80% de las personas que escucha Azul Chiclamino, como tú, se quedan a escuchar el final final. Es increíble... no crees?